MetaBOC es, específicamente, un organoide, ya que combina una interfaz y materia biológica que imita al cerebro. Esta tecnología de China ambiciona a ser una solución médica.
Así funciona MetaBoc
Investigadores de la Universidad de Tianjin y la Universidad Meridional de Ciencia y Tecnología, ambas en China, han cultivado ‘in-vitro’ un cerebro artificial que creció de manera espontánea a partir de células madre.
En nuestro cerebro, ellas regeneran y crean otras células que funcionan como transmisores de señales eléctricas para las neuronas, pero, como estas no se han replicado en el laboratorio, el chip que se instaló —una interfaz de código abierto— sustituye a las neuronas para codificar o descodificar la información exterior estimulando al cerebro con electrodos.
Este funcionamiento ha permitido que el robot, el cual sólo sirve como coraza estética, esquive obstáculos, tome objetos con el “control” de su brazo y los rastree en un espacio.
Aunque tiene el potencial de hacer tareas más complejas, los expertos creen que este organoide está lejos de tomar conciencia propia. Por el momento, su principal objetivo es ser un tratamiento para trastornos de neurodesarrollo, así como un trasplante neuronal que regenere las funciones perdidas.
This year's "worst scientific image" award goes to Tianjin University, and it's only July. They developed and demonstrated a method using living brain cells wired into organoid-on-a-chip biocomputers that can learn to drive robots.
— Berci Meskó, MD, PhD (@Berci) July 3, 2024
How did they visualize it?
With a toy robot. pic.twitter.com/qotsB7IgS0
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Otras biotecnologías
Los chinos se inspiraron en Elon Musk y su empresa Neuralink, quienes hace poco permitieron que un hombre con parálisis en el tronco superior pudiera manipular sus dispositivos electrónicos. Esto gracias a una cirugía donde le instalaron el chip “Therapy”, el cual interpreta la actividad de las neuronas y manda señales inalámbricas similares a las de Bluetooth.
Sin embargo, en 2023, Suiza lo logró primero con el mismo funcionamiento, haciendo que un hombre paralítico caminara y subiera una rampa.
Una aplicación más divertida la creó la Universidad de Monash, Australia. Su DishBrain es un chip de 800.000 células neuronales que hizo que dos robots aprendieran a jugar ping-pong entre ellos.