El chico malo del pop Robbie Williams ha madurado, y en este documental de cuatro capítulos, él nos cuenta y reflexiona sobre sus momentos más oscuros mientras desempolva material inédito de su archivo personal.
Sus tristes decaídas, arranques y celos se cuentan en “Robbie Williams” de Netflix.
El popero más rockstar
Para alguien que salió de las clásicas boy-bands, consumir drogas, tener un carácter conflictivo y el cuerpo lleno de tatuajes era suficiente para escandalizar.
Bueno, eso y que no ocultaba sus enojos o depresión en sus letras, como en ‘Sexed Up’, donde manda textualmente “a la mierda” a una de sus ex luego de llamarle “zorra”.
Mientras que en sus videos había desnudos extraños, como en ‘Rock DJ’, o tríos mostrando torsos y senos con claros movimientos sexuales en un contexto de excesos, como en “Come Undone”.
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Sus adicciones y las consecuencias
Fue en Take That, grupo británico noventero, donde Robbie pasó desde los 16 años de edad hasta sus 22 con precocidad alarmante, pues, según unas declaraciones recientes:
“Antes de nuestros primeros premios MTV en Bruselas, me volví absolutamente loco tomando todo lo que podía en todas las cantidades, y antes del show en vivo estaba escupiendo mis entrañas con esta bilis negra”.
Esto desencadenó pensamientos suicidas y su salida del grupo luego de constantes problemas con todos, en especial, con Gary Barlow, a quien Robbie le tenía celos.
Parte de los años 2000, cuando ya era solista, sufrió anorexia, dismorfia, problemas con la cocaína y el vodka, problemas que se prolongaron lo suficiente para que ahora, a sus 49 años, le alteraran el sueño y la producción de dopamina, o como dice él He agotado todo lo bueno natural. Tengo andropausia”.
Después de tantas fallidas rehabilitaciones, está sobrio desde hace 20 años, casado hace 14 con Ayda Field y siendo padre de cuatro hijos.