Ricky Martin, después de la orden de protección que levantó su sobrino contra él, festeja que haya prevalecido la justicia ante las falsas acusaciones.

Ricky Martin, inocente hasta que se demuestre lo contrario
Nunca es fácil enfrentarse a los conflictos que se nos presentan. Mucho menos pasar por un proceso legal que te desgasta emocionalmente. Y, peor aún, como lo que le sucedió a Ricky a principios de este mes cuando un familiar suyo pidió orden de protección en su contra por supuesta violencia doméstica y acoso.
El sobrino, quien tiene 21 años de edad, narró a la policía que Ricky Martin se paseaba por su casa de forma insistente porque el cantante no aceptó que la relación amorosa que había entre ellos terminara. Un romance que, según él, duró 7 meses y finalizó hace dos.
Gracias a esa declaración, fue amparado bajo la ley 54 de Puerto Rico que ayuda a víctimas de violencia doméstica.
Escándalo doloroso
Cuando la justicia funciona mal, cualquiera es tratado como culpable. Por fortuna para Ricky, siempre tuvo la oportunidad de demostrar su inocencia. Ayer, durante el fallo del juez en la capital puertorriqueña, ya no quedaron dudas de que se necesita más que un testimonio para denunciar a alguien. El sobrino desistió de toda acusación contra él.

Pero en lo personal y en su vida pública, como él mismo dijo, tardará en sanar. Y es que no sólo lo señalaron de acoso, indirectamente se le dio el estigma de infiel e incestuoso:
“La mentira hace mucho daño. Me hizo mucho daño a mí, a mis hijos, a mi esposo, a mis padres, a todos mis familiares (…) Hoy me toca sanar porque estoy muy dolido”.
Justicia
Al terminar el juicio, Ricky mostró alivio en cada declaración. En Twitter posteó: “La verdad prevalece”. Mientras que en cámaras agradeció a sus seguidores:
“Muchas gracias a mis fans incondicionales (…) Insisto, hay un Dios que premia a aquel que se enfoca y vive de la verdad. Mucho amor”
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