El análisis deja a un lado las opiniones fatalistas y dice que, pese a los cambios, los influencers de carne y hueso siguen siendo una buena y confiable opción de publicidad.
¿Qué provocarán las IAs?
En una nota hablamos de Aitana López, una influencer virtual creada por una agencia de modelaje española. Ella estaba planeada, justamente, como una alternativa a las modelos humanas para evitar retrasos en el trabajo, comentarios polémicos y una fuga de inversión.
Sin embargo, como lo plantea la agencia de comunicación Best en su ebook ‘‘HumanAI: Influencers virtuales. El negocio se tambalea’, esta tecnología viene a “revolucionar la generación de contenidos y llevar la personalización a otro nivel”.
Esto a favor de la creatividad y de la mejora de perfiles humanos, tanto para quienes manejan personajes con IA, como los creadores de contenido reales.
De hecho, menciona que las micro y nanoempresas preferirán a estos últimos, pues, además de que no pueden crear un modelo virtual cada que se les antoje, consideran que interactúan más y están más cercanos a su público, algo que no logra una tecnología con “opinión” controlada.
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Un negocio regulado y cíclico
Por supuesto, las empresas y agencias publicitarias con el presupuesto para crearlos invertirán en este modelo, pues, al consolidarse, las ganancias no tendrán que repartirlas entre tantos.
Esto exige que el negocio se regule a favor de los talentos, para que los programadores reclamen su porcentaje de las ganancias millonarias que ayudaron a crear.
De hecho, sus creaciones, dice el análisis, tendrían que registrarlas como una marca o como un dibujo animado.
Además, con las IA habrá más flujo de contenido, más exigencias de originalidad y penalizaciones por repetir contenidos, por lo que prevén que el público, harto de esto, demandará que la publicidad se haga con menos tecnología.
