‘Amigos, amantes y aquello tan terrible’ es el libro autobiográfico donde Matthew Perry cuenta las adicciones que sufrió durante las grabaciones de la serie “Friends”.
Una infancia de abandono
Hijo de padres que se divorciaron durante su primer año de vida.
Una infancia en la cual sus necesidades no eran atendidas adecuadamente, pues su madre, con quien residía en Ottawa, Canadá, tenía un trabajo demandante. Mientras que su padre, un modelo estadounidense, fue ausente al grado que Matthew declaró en sus memorias que: “veía su cara más a menudo en la televisión o en las revistas que en la realidad”.
Esto provocó una personalidad solitaria que calmaba mediante ocurrencias y chistes porque con ello obtenía atención, pero, cuando lo consiguió a nivel mundial gracias a la serie “Friends”, sus inseguridades no se fueron.
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Las adicciones estallaron
La fama sólo evidenció sus carencias, pues ahora estaba preocupado por la aceptación del público del personaje de Chandler Bing, su alter ego:
“Sentí que iba a morir si la audiencia en vivo no se reía, y eso no es saludable, pero a veces podía decir una línea y ellos no se reían, y yo sudaba y simplemente tenía convulsiones”.
A partir de estos sentimientos se volvió alcohólico y, luego de sufrir dolorosas lesiones por un accidente en moto acuática, abusó del Vicodin por sus propiedades calmantes. Incluso, para tratar este problema, le recetaron Metadona, fármaco del que también se hizo dependiente.
Por todo esto, en el 2000 le diagnosticaron pancreatitis. Y, al no recuperarse de sus adicciones, entró en coma durante el 2018 debido a la colestomía.
¿Suicidio por sobredosis?
El 28 de octubre, lo encontraron muerto en el jacuzzi de su domicilio en Los Ángeles.
La autopsia no fue concluyente y el examen toxicológico tardará meses, por lo que no se puede aseverar un suicidio.
Matthew Perry tenía 54 años de edad.
