Una composición vieja de Björk, un fin activista y la admiración que le tiene a Rosalía fueron los factores para que esta canción de amor saliera a la luz.
Hasta llegar a Rosalía
Björk compuso “Oral” hace 25 años, pero jamás la incluyó en sus álbumes de dicha época —Homogenic (1997) y Vespertine (2021)— porque la consideraba demasiado pop para su faceta vanguardista.
Recientemente, cuando ella se reencontró con la cinta de audio original, quiso darle un nuevo aire porque el ritmo dancehall que creó, que es un antecedente del reguetón, era primitivo. Así que pensó en Rosalía por sus experimentos con este género, además de que quedó impresionada con la española por su primer álbum, El mal querer (2018), y su técnica vocal.
Un equipo de genios
El resultado suena y se armó como un rompecabezas porque la mezcla, el arreglo de cuerdas y la voz de Björk estaban aislados en cintas diferentes que se unieron gracias a su equipo de ingenieros.
Adicional a ello, Sega Bodega y Noah Goldstein re-imaginaron la base rítmica, y Rosalía, que trabajó como coproductora, compuso su parte vocal con la intención de ser disonante.
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Salvando los salmones de Islandia
No es una canción de protesta por sí misma, pero una colaboración de este calibre sí tenía un fin mayor.
Las discográficas de ambas cantantes donarán todo lo recaudado para pagar los honorarios legales, a través de AEGIS, de los manifestantes que actúen contra la piscicultura industrial de Islandia.
Dicha organización también está en contra de que las granjas de salmón se instalen en el mar porque los sacan de los ríos, su hábitat natural, debilitando su reproducción y sus genes. Además que la industria no filtra sus desechos y llena al océano de pesticidas, micro plásticos y metales pesados.
