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El sentimiento nacionalista y conservador del alcalde de Línea de la Concepción impuso una norma que dividió la opinión de la población de España.

Domingo Rociero, el origen 

Línea de la Concepción es un municipio de la provincia de Cádiz que fue fundado el 20 de julio de 1870.

Cada año, para conmemorar esa fecha, organizan una feria donde el Domingo Rociero —el primer domingo de las fiestas— es el día más importante.

Se celebra de manera tradicional con una misa en el Santuario de la Inmaculada Concepción de María, con el desfile de los reyes y reinas de la feria, y con música de coros rocieros.

Estas agrupaciones —que suenan al ‘cante hondo’ del flamenco— son las que animan las calles desde hace décadas, aunque, debido a que los jóvenes tienen nuevas formas de divertirse, la música tradicional se estaba desplazando.

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Fotografía: PIXABAY

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Un alcalde inquisidor

Para frenar esto, el alcalde José Juan Franco Rodríguez tomó en 2019 la polémica decisión que prohibía la reproducción de cierta música en el recinto ferial durante el Domingo Rociero.

Y aunque los titulares dieron a entender que era algo personal contra el reggaeton, el comunicado oficial en realidad excluyó a todos los géneros modernos:

“La única música que podrá sonar en el centro de la ciudad será rociera, flamenca o similar”.

Si alguien desobedece será multado con 700 euros (aproximadamente 15,000 pesos mexicanos). La sanción también aplica si alguien tira basura, si usa la vía pública como retrete o si pone puestos sin previa autorización.

Como era de esperarse el debate se dividió entre los que están de acuerdo porque así  se preserva la tradición y los que se enojaron por el agravio a la libertad.

Concuerdo con estos últimos, ya que no buscaron una solución para que los jóvenes se acerquen a esta música por gusto. De hecho, es muy probable que ahora la rechacen más.

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