Cuando pensamos en la Navidad es inevitable imaginar árboles nevados, la luz apagada del cielo y construcciones llenas de luces, algo que, por lo menos en México, es muy difícil de encontrar con todas esas características juntas.
Para nosotros siempre es cálido, tanto que aprovechamos el turismo decembrino para pasarlo en la playa con una temperatura más amable. Pero este artículo va dirigido a quienes buscan los paisajes idílicos de la época, y qué mejor que la encantadora Europa que nunca pasa de moda. Tres destinos europeos para vivir una Navidad idílica.
Les dejamos nuestras recomendaciones para las próximas vacaciones escarchadas de frío. Eso sí, recuerden ir con ropa térmica para que nada les impida salir a conocer.
Brujas, Bélgica
Moneda: Euro
Idioma: Flamenco
Temperatura media en diciembre: 5°
La ciudad de los innumerables puentes, tal como lo dice su etimología —“brug”, puente en neerlandés—. También es conocida como la Venecia del norte por la cantidad y belleza de sus canales, pero con el estilo gótico que predomina en Brujas.
Por su gran pasado comercial, la parte antigua está fortificada y llena de puertas por donde se accedía a la ciudad. Hoy quedan cuatro, siendo la Puerta de Gante la mejor conservada.
Es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco gracias a su Centro Histórico, considerado el más medieval de toda Europa por el número de estructuras que aún se mantienen desde esa época.
Ahí se encuentran varios de los sitios imperdibles: Gran Mercado (o Plaza Mayor) que alberga El Belfort, uno de los campanarios más importantes de Bélgica; El Beguinaje, monasterio rodeado de una muralla y un foso; La Plaza Burg, donde puedes visitar el Ayuntamiento y la Basílica de la Santa Sangre.
En invierno el horizonte se adorna de carruajes, mercadillos que ofrecen chocolates y un ritmo pausado ideal para ver cómo la arquitectura se transforma en una villa navideña.
Ámsterdam, Países Bajos
Moneda: Euro
Idioma: Neerlandés
Temperatura media en diciembre: 4°
Las decoraciones festivas y los mercados se llenan de artículos navideños desde inicios de diciembre. La nieve no es un impedimento para los locales, quienes transitan la ciudad con normalidad y te invitan a que tú hagas lo mismo.
La capital neerlandesa vale la pena todo el año por su vanguardia, la cual, no sólo se nota en su importancia financiera y sus construcciones modernas, también en sus leyes innovadoras, pensamiento respetuoso y compromiso con la cultura.
El pasado pesquero de Ámsterdam le abrió las puertas para convertirse en un importante puerto del norte europeo que se refleja en su trazo lleno de canales, casas flotantes y el paisaje que abraza la Bahía del IJ.
Actualmente, las calles están bien adecuadas para el ciclista quien, además, puede subirse con su vehículo en el tranvía y dirigirse fácilmente a todos los puntos de interés: los coffee shops (fumaderos de marihuana), los mercados de flores, las fábricas cerveceras y, si eres más atrevido, al Barrio Rojo.
No olvidemos la otra razón por la que es famosa esta perla: sus museos. Visita el Rijksmuseum (museo nacional) al Stedelijk (el de arte moderno y de diseño). También están los museos de celebridades internacionales como la Casa de Ana Frank, la Casa de Rembrandt y el de Van Gogh.
Dublín, República de Irlanda
Moneda: Euro
Idioma: Inglés y gaélico
Temperatura media en diciembre: 6°
Si te pesca una nevada considérate afortunado, ya que en la capital irlandesa este escenario es menos común de lo que se piensa. Paradójicamente, el clima húmedo característico de las islas británicas no es tan inestable en invierno, época en la que menos llueve y en la que podrás prever tu itinerario con certeza.
Tres destinos europeos para vivir una Navidad idílica.
Aún así, el frío hace de las suyas y para eso están los famosísimos pubs del barrio Temple Bar para entrar en calor. O, si quieres vivir la experiencia como lugareño, participa en el baño de agua fría en el Forty Foot Rock caracterizado como Santa Claus el 25 de diciembre.
Si te interesa la historia, el origen militar de Dublín da muchas postales de ensueño e interesantes recorridos gracias a sus castillos. Sin tener que moverse lejos de la ciudad encontramos el Castillo de Dalkey a las orillas de la costa; también es un museo que te enseña la historia local: vikinga, celta, medieval y de la realeza. El más importante es el Castillo de Dublín, antigua residencia de la realeza irlandesa que permanece como el edificio más emblemático de la república. Aquí se celebra la toma de poder del presidente.
Ahora, si te encanta la literatura, busca la estatua de James Joyce al frente de la oficina de correos. O las tres estatuas conmemorativas de Oscar Wilde en el parque Merrion Square. Por último, es obligación pasear por la biblioteca más grande de Irlanda dentro del Trinity College donde cuentan con manuscritos más antiguos que la misma fundación de Dublín.
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